"Más sabe el diablo por viejo que por diablo"

(Goya - Viejo comiendo)



Hoy quiero dedicar un breve esfuerzo de mi escaso intelecto para analizar este refrán popular según el cual la sabiduría va unida a la vejez y no a la malicia, o intrepidez, o astucia, o viveza, o aquello que signifique en términos de inteligencia el diablo.

Esta frase ofrece sin duda un gran descanso a los ancianos a los que poco les interesó durante su vida pensar, y a quienes, una vez llegados a la edad más adulta -al ver los nimios resultados de sus pensamientos, al ver lo endebles y carentes de fundamento y utilidad de sus creencias, al sentirse ellos mismos totalmente inútiles, al llegarles la necesidad de aferrarse a cualquier cosa y al sentir la angustia de saber que su vida carece de algún sentido y ha pasado totalmente en vano- les entra una necesidad ciega de justificar su existencia.

Tal es el caso, puesto que la expresión es particularmente usada cuando tales personas quieren exaltar alguna tonta "proeza", o simplemente cuando quieren callar a alguien que pretende ser más sensato o tener mayor capacidad de decisión en algún respecto.

Este refrán satánico (en la tradición cristiana sólo lo bueno es sabio, y aquí satanás también puede ser sabio si se envejece) de mal gusto sugiere una falsa dicotomía entre genialidad y experiencia, atribuyendo principalmente a esta última el estatus de esencia de la sabiduría. ¡Qué cosa más horrible! ¿Cómo disociar una sabia idea de la creatividad e intrepidez que se forjan especialmente durante las épocas más tempranas de la vida? ¿Cómo atribuir sabiduría, por el contrario, a quienes el paso del tiempo los ha llenado de prejuicios y los ha apartado de la época en la que viven?

Para ser más precisos, la frase debería ser así:

"Más diabólico es el diablo por viejo que por diablo"

Y que Dios nos libre de ser viejos prejuiciosos y orgullosos.